La protección de los paisajes ha estado incluida desde la Ley de Parques Nacionales de 1916 tratando de conseguir que se “respete la belleza natural de los paisajes”, sitios y parajes especialmente pintorescos.
Los paisajes de la sierra de Guadarrama
La Sierra de Guadarrama posee una unidad paisajística básica, su configuración territorial está formada principalmente por zonas montañosas y valles intramontañosos que contienen pequeñas mosaicos paisajísticos con entidad propia en función de la altitud o las rocas que conforman el relieve.
Los paisajes montañosos de la Sierra conservan grandes rasgos de naturalidad, la erosión ha modelado el relieve dando lugar a una línea de cumbres perceptibles a larga distancia, Peñalara, Cabezas de Hierro, Siete Picos, El Montón de Trigo, La Mujer Muerta o las vertientes de la Pedriza.
En la sierra tiene gran implicación territorial y paisajística la propiedad, existe un gran contraste entre pequeñas y grandes explotaciones en función de su propiedad privada o pública o montes de sociedades vecinales cuya finalidad principal es la explotación ganadera para el pastoreo.
La vegetación constituye uno de los elementos más importantes del paisaje, aunque el volumen y la forma lo configure la propia montaña.