Pintura
Algunos de los cuadros más famosos creados por el gran pintor Velázquez poseen de fondo la Sierra de Guadarrama (por ejemplo el cuadro “Conde Duque de Olivares” o “El príncipe Baltasar Carlos cazador” entre otros). En ella aparecen los cielos que ya todos llamamos Velazqueños y que podemos ver tantas tardes en esta maravillosa sierra. Merece la pena ver esos atardeceres donde el naranja toma protagonismo y nos brindan unas estampas grandiosas y relajantes.
Más de un siglo después Goya también utilizó la Sierra como telón de fondo de algunas de sus obras, aunque con un protagonismo menor. En “Carlos III cazador” o en el famosísimo “La gallinita ciega” podemos atisbar la sierra al fondo.
Más adelante, ya en el siglo XIX, encontramos diferentes cuadros donde los paisajes son los protagonistas y se puede observar la sierra en todo su esplendor. El pionero en este tipo de cuadros fue Genaro Pérez Villaamil (1807-1854), un artista romántico que pinto las diferentes sierras de la Sierra de Guadarrama en cuadros y litografías. Carlos de Haes, además de sus cuadros, trasmitió su pasión por la Sierra a muchos de sus alumnos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Otros pintores importantes que retrataron la sierra de este siglo fueron, entre otros, Martín Rico Ortega, Antonio Muñoz Degrain, Francisco Fernández de la Oliva.
Ya en el siglo XX muchos más pintores se incorporaron a este club de amantes de la Sierra de Guadarrama. Entre ellos podemos destacar a Luis Feito, pintor abstracto que nos enseña con otros ojos la Sierra y que cuenta con una Sala Permanente en Oteruelo del Valle, pueblo al que donó más de 150 obras. La sala alberga interesantes grabados como la colección “Peñalara” así como serigrafías de la zona, por lo que representa una visita cultural de gran interés que atrae a un buen número de vecinos y visitantes.
Literatura
La sierra está presente en diferentes obras literarias y citas desde la Edad Media, lo que demuestra su importancia desde hace siglos. Su condición de paso obligado de viajeros y sus gentes se reflejan en muchas de ellas.
Los primeros escritores importantes que la incluyeron en sus obras datan del siglo XII al XV. Aunque Rodrigo Jiménez de Rada, Arzobispo de Toledo escribió de la Sierra inicialmente (llamándola Sierra del Dragón en su Historia Gótica) es el Arcipreste de Hita uno de los escritores por los que la sierra se siente más representada. Su obra “Libro del Buen Amor” relata historias acaecidas en la sierra con sus míticas “serranas”. También el Marqués de Santillana nos habla en muchas de sus Serranillas de las aventuras galantes con las vaqueras del Guadarrama.
Ya en el siglo XIX multitud de autores incluyen la Sierra en sus obras. Francisco Giner de los Ríos (pionero de la experiencia montañera del Guadarrama), Miguel de Unamuno, Ramón Menéndez Pidal (asiduo visitante de la sierra), Pío Baroja (gran excursionista que recorrió la sierra en su juventud), Azorín, Antonio Machado (con poemas desde las dos laderas, la madrileña y la segoviana), Enrique de Mesa (que realizaba retiros en El Paular), José Ortega y Gasset…
Como se puede apreciar, grandes personajes y grandes obras señalan que la Sierra de Guadarrama tenía una importancia capital en este siglo.
Ya en el siglo XX escribieron también sobre la Sierra Vicente Aleixandre (que recibió el nobel de Literatura), Luis Rosales (Premio Cervantes) y Camilo José Cela (cuadernos del Guadarrama).
En definitiva, una cantidad inmensa de referencias literarias que nos dan una idea de la importancia de este entorno.